Virgen Sacratísima, dígnate permitirme que te alabe
Dame fortaleza contra tus enemigos
Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno, por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Dios Te Salve María, llena eres de Gracia el Señor está contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amen.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen
Jaculatoria: María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros.
(Rezar tres veces Avemaría, Gloria y jaculatoria)
Día Primero
¡Oh María, poderoso Auxilio de los Cristianos que confiados de tu misericordia, acuden a tu trono lleno de confianza! Oye los ruegos de tus hijos que suplicantes imploramos tu poderoso patrocinio, para poder huir del pecado y de las ocasiones de pecar.
Dios Te Salve María, llena eres de Gracia el Señor está contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amen.
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen
(Rezar tres veces Avemaría y Gloria)
Invocación
¡Oh María! Virgen poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia. Singular Auxilio de los Cristianos, terrible con un ejército ordenado en batalla. Tú sola has triunfado en todas las herejías del mundo. ¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo, y en la hora de nuestra muerte, llévanos al paraíso.
Súplica a María Auxiliadora
Necesitando un favor especial, y confiando en tu bondad, a ti recurro, poderoso Auxilio de los Cristianos. Conocedor de las innumerables gracias que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en ti toda mi confianza; y hoy humildemente postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de mi alma, remedies mi necesidad. (pedir la gracia que se desea obtener). Bien sé, Madre querida que yo no merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Más tú puedes dulcísima Señora, sácame de este lastimoso estado y hacer que sirva con fidelidad a ti y a tu divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio.

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